miércoles, 11 de febrero de 2009

Primera Bitacora Mf!

Día 1. Miércoles 14 de Enero de 2009 El salón era el más escondido y arrinconado de todos los salones que hay en la Universidad, por lo menos de los que he llegado a conocer, las ventanas eran muy pequeñas y las bancas prácticamente una encima de otra, sin embargo más adelante supe que eso no sería un problema. Claudia, la maestra, ya estaba en el salón esperando por nosotros, y aunque empezamos diez minutos más tarde de lo establecido, hubo unos cuantos que llegaron más tarde. Había oído varios comentarios sobre esa clase, pero realmente no sabía que esperar, no fue sino hasta después de leer las reglas de la clase y hacer la primera actividad que me di cuenta que esta clase sería totalmente diferente a las demás, mucho más dinámica y con toda la intención de lograr que estuviéramos conscientes de nuestro alrededor. Aventando una pelota los unos a los otros aprendimos los nombres de todos los miembros del salón, hubo quienes se aprendieron los nombres de todos al instante y hubo otros cuya creatividad no pudieron esconder y prefirieron inventar nombres a quedarse callados. Pero realmente ¿qué puede decir un nombre? El proceso de introducción fue más allá de esto, nos abrimos un poco más y dijimos porqué habíamos decidido estudiar Comunicación, cuál había sido nuestra participación en el mundo teatral (me sorprendí al saber que la mayoría había tenido aunque sea papeles pequeños en sus escuelas anteriores), nuestro libro y película favorita y si había algo de nosotros que quisiéramos compartir, así como nuestros pasatiempos o si practicamos algún deporte o hacemos ejercicio regularmente. La actividad puede sonar muy sencilla e incluso tradicional, pero esto era sólo el inicio de muchas otras totalmente nuevas y muy poco tradicionales. Día 2. Viernes 16 de Enero de 2009 El nuevo salón era completamente diferente, la ventana era mucho más grande y el espacio del aula era mucho más adecuado que el anterior, pero el hecho de que fuera más grande no impidió que las sillas siguieran estorbando para nuestras actividades, por lo que tuvimos que moverlas pegadas a la pared para poder iniciar con el calentamiento y después comenzar a caminar en todas las direcciones posibles. El caminar a diferentes velocidades fue el primer ejercicio que hicimos para poder controlar más los movimientos de nuestros cuerpos, cambiábamos también la forma de caminar, todo tipo de desplazamiento era permitido, siempre y cuando obedeciera a las instrucciones de Claudia, finalmente, después de pausas y demás variantes al caminar, la meta ya no era ser diferente, sino todos uno, caminar a la misma velocidad, igual que otras 13 personas, y aunque marcando los pasos es fácil, antes de hacer esta pequeña trampa, el caminar igual que el resto del salón no fue tan sencillo. Después de estos ejercicios hicimos improvisaciones, actuamos objetos de la vida cotidiana, tanto en equipo como individualmente, esto nos sirvió para agilizar nuestra mente e irnos abriendo más a los compañeros del salón, para así poder quitarnos la pena y ser capaces de movernos libremente, logrando personificar lo mejor posible el objeto que habíamos elegido. Entre los objetos elegidos hubo una secadora de cabello, un encendedor, relojes, un baumanómetro, un escusado, una flauta dulce, un microondas y muchos otros más. Como actividad final tuvimos que llevar nuestra creatividad todavía más allá, pues ya no era únicamente darle vida a un objeto de la vida cotidiana, sino inventar uno, más complejo, una máquina que hiciera lo que nosotros quisiéramos y llevarla al escenario (el escenario es el fondo del salón) junto con otros tres o cuatro compañeros. Mi equipo representó una maquina que te baña, viste y maquilla, y otra que es la fantasía de todos los que vamos a la Ibero o simplemente vivimos en esta ciudad, una máquina que quita el tráfico. Fue una clase que nos introdujo a cómo iban a ser las cosas el resto del semestre, que nos demostró que sí iba a ser necesario que trajéramos ropa cómoda y que el salir a las seis los viernes realmente no va a estar nada mal. Día 3. Miércoles 21 de Enero de 2009 Una vez más caminamos con tiempos, esta vez por menos tiempo, o por lo menos eso creímos. La caminata fue interrumpida por un ejercicio en el que nos pusimos en línea y nos numeramos así: Jesús 1, Jimena 2, Mafer 3, Paz 4, etc. Después de numerarnos y decir en voz alta nuestro nombre y número tantas veces como Claudia nos lo indicara, siguiendo un ritmo al hablar y estando quietos, empezamos a caminar, y sin que nadie más que nuestro número nos lo indicara teníamos que hablar cuando nos tocara, suena sencillo, pero no estoy segura de si fue el caminar, estar dispersos, o no ver a las personas lo que hizo que hacer tres rondas de ida y vuelta diciendo nuestro nombre y número resultara tan difícil, para unos cuantos en particular. Después de hacer este ejercicio por casi horas, hicimos un ejercicio diferente, hacíamos poses, la que quisiéramos, sin hablar, y alguien más tenía que completar la escena, ya que se había anexado la otra persona la primera en hacer la pose se salía para darle lugar a la siguiente persona para cambiar la idea de la escena. Finalmente Claudia nos dio un acertijo, que parecía imposible de resolver, y para el final de la clase lo seguía pensando, la información era mínima, y definitivamente no era suficiente, por ello teníamos que hacer tantas preguntas como nos fuera posible imaginar. La respuesta al acertijo tendría que esperar para la próxima clase. Día 4. Viernes 23 de Enero de 2009 Caminar ya tenía otro sentido, era parte del calentamiento, es nuestro inicio a la clase y la forma de abrirnos al salón. Cada vez que hacemos el ejercicio le agregamos algo nuevo, la verdad es que esperaba volver a hacer el ejercicio de los nombres y los números, pero no fue el caso. Esta vez tuvimos que estar conscientes, más que nunca, de nuestro entorno, saber cómo se movían los demás, sentir cuando estuvieran listos, y entonces aplaudir al unísono. Además de aplaudir, también brincamos y nos detuvimos, esto como respuesta al color que dijera Claudia, hubo momentos en que me confundí porque Claudia daba pistas falsas. También hicimos el ejercicio de las poses, lo nuevo aquí fue que ahora eran tres personas las que participaban en la escena y no dos. Creo que esa es una constante de la clase, aunque parezca el mismo ejercicio, es realmente un progreso, avanzar y mejorar. Para terminar la semana, después de tres días de imaginarnos todo lo posible, resolvimos el acertijo de la gaviota, el hombre era ciego y por eso se suicido. Una respuesta un poco desilusionante en lo personal.

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